Tu Destino NO está en tu Pasado...Está en tu Futuro...OLVIDA EL PASADO Y AVANZA!



Tu presente no es tu destino.
Esta vez te quiero hablar de una mujer de Dios que tiene un testimonio de fe muy hermoso en la biblia, su nombre es Ana.

Recordemos que Ana pasaba trágicamente por la peor de las maldiciones que podía vivir una mujer casada de su época (que para muchas mujeres de hoy en día es también la peor de sus tragedias), desdichadamente Ana era estéril y, adicional, Ana tenía que compartir el cariño de su marido con su segunda esposa quien sí pudo darle varios hijos; situación que volvía la vida de Ana aún más dolorosa porque recibía las burlas y ofensas constantes de su contraparte. Dado que Ana llevaba muchos más años de casada con su marido, que la otra esposa, su carga se volvía más pesada.

Sin embargo Ana llena de una fe excepcional hace lo que debemos hacer en todo momento de aflicción, ella derrama su corazón delante de Dios, su oración es considerada especialmente intensa y es tan sincera que no duda en mostrar su dolor con llanto al momento de pedir al Padre la oportunidad de tener un hijo; admirablemente ella promete a Dios que si le da un hijo, lo pondrá a su servicio para siempre y lo más hermoso es que Ana cumple su promesa cuando el Señor le concede el deseo de su corazón.

La Biblia relata que después de esa ferviente oración Ana no volvió a sufrir más por ese hecho de ser estéril, ella confió plenamente en que lo que pidió estaba hecho porque ella sabía a quién le pedía, esperó con gozo y recibió por fe.

“Y ésta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.”

1 Juan 5:14-15 RVR1960

¿Cómo aplica esto en tu vida?

No importa por cual situación estés pasando en este momento, por muy duro o doloroso que sea no hay aflicción que el Padre no comprenda, la historia de Ana nos enseña a orar por las penas de la vida, ella sufría insoportablemente, lo cuál la hizo acudir a Dios en oración. Empezó a orar con el corazón oprimido y terminó orando con el corazón esperanzado.

Orar por tus penas hará lo mismo por ti, la oración pasa la carga que llevas sobre tus espaldas a las fuertes espaldas del Señor, entrégale tus preocupaciones porque Él se preocupa por ti.

“Por nada estés triste, sino sean conocidas nuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”

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