No me obligues a saludar.



¿Por qué no es recomendable insistir u obligar a los niños a dar muestras de cariño a otras personas cuando manifiestan expresamente que no quieren?
– Para los niños es fundamental aprender sobre sus preferencias y sus límites, y esto no sólo es para el cuidado y autocuidado durante la niñez, sino que es la base para todo el ejercicio del consentimiento y la libertad en años de la juventud y adultez.

¿Deben los niños decidir cómo relacionarse y expresar su afecto o cordialidad al resto de las personas?

-Sí. A nosotros los grandes, nadie podría o debería obligarnos a besar o abrazar a alguien si no queremos. El mismo respeto merecen los niños (…) Acostumbrémonos  los grandes a preguntar a los niños ¿cómo prefieres saludar?, ¿puedo darte un abrazo?, ¿quieres que conversemos ahora o después?, y validar tanto los ‘sí’ como los ‘no’. Esto en el contexto del respeto mutuo, entre grandes a chicos, y viceversa. El respeto jamás será equivalente a sometimiento. Al contrario, es un suelo que permite apreciar la dignidad de cada quien, chiquito o grande, sentirse valorado, y construir otra convivencia, basada en el cuidado, en la empatía.

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