En nuestra vida cotidiana, todos sufrimos pequeñas desilusiones. Ya sea a nivel de pareja o en entre nuestras amistades, suelen acontecer algunas mentiras, e incluso traiciones que nos rompen el corazón. Podemos perdonar y seguir con nuestras vidas, pero ¿También logramos olvidar?
El rencor, el perdón y la imposibilidad por olvidar.
¿Quién no ha dicho una mentira o se ha sentido traicionado alguna vez? Estos dos elementos forman parte de nuestra vida, queramos o no queramos, y nos hacen más daño cuando entran a formar parte de la relación que mantenemos con una persona a la que apreciamos.
Son hechos y sensaciones que provocan un gran dolor emocional porque nos sentimos no solo traicionados, sino heridos. Ahora bien, son muchas las veces en que a pesar de todo, seguimos amando a dichas personas y optamos por perdonar para seguir manteniendo esa relación que, al fin y al cabo es importante para nosotros.
Pero ¿Perdonar significa olvidar? En absoluto. Y es aquí donde en ocasiones surge el problema. Nos vemos obligados a desplazar lo ocurrido para intentar llevar una vida normal, sin antes, haber procesado adecuadamente la situación. “Borrón y cuenta nueva”. No es algo saludable ni aún menos nos ayudará en nuestro equilibrio emocional. Antes de perdonar hemos de llegar al fondo del problema y afrontar cada uno de sus puntos. Llegar a acuerdos con la otra persona y, sobre todo recibir una explicación clara. Una vez comprendido y asumido el problema, podemos llegar a perdonar.
El olvido, según los expertos nunca llegará, nuestro cerebro no dispone en absoluto de un “reset”, un botón rojo que poder apagar y reiniciar como en un ordenador que nos permita a su vez olvidar por completo las cosas sucedidas. Las personas somos seres emocionales por encima de todo, y por ello, cualquier evento doloroso va a dejar una impronta en nosotros una huella que es imposible olvidar. Pero eso sí, podremos vivir con ella siempre y cuando no se atente contra nuestra integridad y nuestra autoestima.
Pero ¿cuándo es conveniente perdonar y cuándo no?
Somos muchas las personas que solemos utilizar el perdón de forma incondicional. Con ello, seguimos manteniendo nuestras amistades, a nuestra pareja, a ese círculo social que nos identifica y que forma parte de nuestra vida. Pero ¿existe quizá un límite? ¿Es adecuado perdonar siempre o deberíamos tener en cuenta algunos aspectos? Así es, por nuestra salud emocional y física, todos debemos tener un límite. Analicemos pues los principales aspectos a continuación:
1. Nuestra integridad y nuestra autoestima
En ocasiones la traición experimentada es demasiado elevada, con un coste emocional que no podemos aceptar. Hay personas que por ejemplo, pueden llegar a perdonar el que su pareja les haya engañado. Sin embargo otras personas son incapaces porque ello, vulnera gravemente el compromiso mantenido. Ataca el mismo corazón de la pareja.
Para saber si podemos perdonar o no debemos conocer nuestros límites, saber hasta donde podemos llegar y qué no podemos aceptar. Y cada uno de nosotros tenemos un umbral diferente. Hay quien no tolera las mentiras. Hay quien no soporta el desprecio o el sentirse solos. Piensa en donde está el tuyo y no permitas que se sobrepasen, porque si lo permites, a largo plazo vas a sentir como se vulnera tu autoestima y tu integridad.
2. ¿Cuántas veces puedes llegar a perdonar el mismo problema?
Este es otro aspecto clave. Podemos llegar a perdonar eso que sucedió en el pasado, aquello puntual que pudimos hablar con tranquilidad y resolver. Pero si vuelve a repetirse con la misma intensidad y con los mismos resultados, plantéate cómo poder afrontarlo otra vez.
Recuerda que lo esencial es mantener tu autoestima, y si vuelve a repetirse el mismo acontecimiento, puede ir más allá de lo que podamos asumir.
3. ¿Qué pasa si no te perdono?
En ocasiones muchos de nosotros elegimos perdonar porque a pesar de todo, tememos las consecuencias. Si yo opto por no perdonar a mi pareja romperé la relación y ya no volveré a verlo. Me quedaré sola. ¿Es lo que de verdad deseo? Esta es una de las razones por las que muchas personas prefieren perdonar y perdonar una y otra vez por miedo a quedarse solas. Algo así no consigue más que volvernos más vulnerables emocionalmente, y a hacernos daño a nosotras mismas.
Una vez más, debes pensar en donde está tu limite. No podemos mantener una vida llena de engaños, debemos vivir con integridad junto a personas que nos quieren y que nos respetan.
Recuerda que para perdonar realmente, debes notar que la otra persona muestra sinceridad y arrepentimiento, que se traduce en una clara voluntad de que no desea volver a hacernos daños. Algo así podemos comprenderlo, no olvidaremos, pero el entendimiento nos acerca al perdón, y ello, nos ayudará a vivir mejor.
Perdonar no es fácil, pero es una de las mejores virtudes del ser humano. Si vale la pena, elige siempre el perdón para ofrecer una nueva oportunidad a tu vida. Todos merecemos segundas opciones con tal de ser felices.
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