Uno de los ejercicios básicos del mindfulness consiste en prestar atención a la respiración y escuchar los sonidos que nos rodean, pero sin tratar de identificarlos ni filtrarlos.
El mindfulness es una técnica que ha ido integrándose en la medicina y psicología occidental en los últimos años.
Se utiliza para reducir el estrés, aumentar la autoconciencia y reducir los síntomas derivados del estrés, tanto físicos como psicológicos.
Todo ello se consigue a través de unos sencillos ejercicios que son capaces de prestar una atención consciente y plena a las experiencias de cada momento desde el interés, la curiosidad y la aceptación.
Entre los beneficios del mindfulness están el hecho de lograr que puedas dormir mejor, ya que permite optimizar la calidad del descanso en los adultos que sufren ciertos tipos de trastorno moderados del sueño.
A través del mindfulness se establece un programa que modificará las rutinas previas a acostarnos y que logrará que duermas mucho mejor.
Debes aprender a sacar tiempo para ti. Y es que hay personas que viven estresadas y para las que encontrar 5 minutos al día para conectar con su interior les puede resultar complicado.
No obstante, invertir 10, 15 o 20 minutos al día para el bienestar propio no es tanto.
Tenlo en cuenta y ponlo en práctica en tu rutina diaria a través de estas sencillas recomendaciones.
Y es que a la hora de hacer mindfulness lo importante, independientemente de las técnicas que se empleen, es adoptar la actitud adecuada.
Esa que promueve la atención en el momento presente, sin juzgar, y con compasión hacia uno mismo y hacia los demás.
Solo así conseguiremos sintonizar con lo que está pasando dentro de nosotros y nuestro alrededor.
A su vez, tendremos la capacidad de desenmascarar automatismos y lograremos promover el desarrollo integral.
1. La respiración es la clave.
Aprender a respirar adecuadamente es una de las claves para alcanzar la plenitud.
Para ello puedes buscar algunas técnicas de respiración.
Verás cómo practicar cinco minutos de respiración profunda o completa puede hacer que haya una gran diferencia entre la calidad de sueño que presentabas antes y la que puedes tener ahora.
2. Haz aquello que te ayude a sentirte bien
Es fundamental que te conozcas bien y sepas qué hacer para sentirte mejor y completamente relajada.
Desde escuchar una canción, ver algún vídeo, cerrar los ojos, recordar un momento feliz, caminar un poco a practicar algo de ejercicio.
Podemos hacer mucho para distraernos y no necesitamos invertir demasiado tiempo en ello.
Simplemente lo justo para dar una nueva perspectiva a nuestros sentimientos será suficiente para que te relajes.
3. Haz un escáner corporal
Relajación
Con este sencillo ejercicio entrarás en contacto con la experiencia de nuestro cuerpo tal y como es, sin juzgar, sin rechazar las sensaciones desagradables ni apegarnos a las agradables.
Este ejercicio también recibe el nombre de barrido corporal o body scan y para realizarlo, es necesario sentarse en una postura cómoda.
Bastará con que tengas la espalda erguida, aunque también es posible adoptar la postura tumbada.
Después, cierra los ojos, presta atención a la respiración y realiza el recorrido por el cuerpo.
Seguro que notarás la diferencia al instante.
4. Hazlo desde por la mañana
Para empezar el día alejado del estrés diario es necesario que te sientes en un lugar tranquilo, y que apagues el televisor para que estés en silencio. También debes tener el móvil lejos. Se trata de no tener distracciones.
Cuando te dispongas a desayunar, intenta centrar tu atención en los sabores, los olores, el tacto de los alimentos o la bebida… !Siéntelos!
De esta manera, estarás con la atención en el momento presente, y verás la diferencia. Hacer un poco de mindfulness desde por la mañana te será de gran ayuda.
5. Estáte atento a los sonidos que se producen en ese momento.
Consiste en prestar atención de manera consciente los sonidos que ocurren a nuestro entorno y es que se trata de permanecer a la escucha.
Oírlos tal como suenan, sin tratar de identificarlos, sin juzgarlos como agradables o desagradables, ni pensar sobre ellos.
Sin ningún esfuerzo, se observan los sonidos y se dejan un lado otras percepciones exteriores.
Al notar una distracción, observamos qué es aquello que captó nuestra atención y regresamos de nuevo a la escucha de los sonidos.
Nos apoyamos en exclusiva en la respiración de ese instante. Es un ejercicio por excelencia dentro del mindfulness.
Ejercicios de mindfulness para adultos hay muhcos pero uno debe buscar aquellos que mejor se adaptan a las necesidades propias. Cada personas es un mundo y es cuestión de uno mismo saber qué funciona y qué no
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