¡Papi, tengo miedo!... ¿Puedo dormir contigo?
¿Qué pasó mi niña?, ¡ya es de noche, ve a dormir!... ¡Ya es muy tarde!
Pero papi, ¡se oyen ruidos muy feos en mi cuarto!...
Me levanté y abandoné la cama para ir con mi pequeña a su cuarto, encendí la luz: Ves... ¡no hay nada aquí para temer!.
¡Pero papi, cuando apagas la luz se escuchan ruidos muy feos!...
¡Ves, no se escucha nada!, ahora ya duérmete por favor, que mañana hay que madrugar...
¡Papi, no te vayas!... ¡quédate conmigo!...
Está bien mi amor, pero sólo por esta noche, ahora ya duérmete por favor...
Me acosté en la cama con mi pequeña y la abracé...
¡Jorge, Jorge!... ¡Despierta, levántate ya!... ¡Es tarde!... ¡Otra vez te quedaste dormido en el cuarto de la niña!... ¿Hasta cuándo vas a impedir que se vaya?... ¡Déjala ir de una vez!, hace un año que murió y todas las noches vienes a dormir aquí, a su habitación; ¡acéptalo de una buena vez!...
¡Ya voy amor!...
Si tan sólo le dijera a mi esposa que mi niña viene todas las noches con miedo a buscarme, tal vez recordaría, que al año siguiente de su muerte ella se suicidó del dolor...
Hace años que vivo entre sus dos fantasmas... Tal vez también, yo sólo sea un espectro y... ¡aún no lo he notado!...
Disfrúta día a día a tu esposa e hijos, abrazalos, diles cuánto los amas y juega con ellos, ríe y no vivas apresurado ni en el cansancio, no sabes cuando será la última vez les veas.
Vive día a día y disfruta a tu familia...
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