En ocasiones, me cruzo con la ira y ella porfía con tomarme el brazo, pero le digo: “¡No puedo irme contigo, trata de comprender estoy de paso”...
Otras veces la duda me visita intentando enredarme en su fracaso, y de la misma forma me disculpo: “Perdóname, pero… estoy de paso.”
Algunos días es la intolerancia quien trata de envolverme con su abrazo, pero también me niego a recibirla: tendrás que disculparme, estoy de paso.
Y hay circunstancias en que el sufrimiento es el que trata de llenar mi vaso, más sé de su carácter ilusorio y no le doy cabida, estoy de paso.
Incluso cuando arriban los temores -esos que asustan siempre por si acaso, con su caterva de preocupaciones! - tampoco los atiendo, estoy de paso.
No quiero demorarme en pequeñeces…
¡Cada minuto es un tesoro escaso, que se va entre los dedos como el viento!
¡Y como el viento, TAMBIÉN ESTOY DE PASO!
Crédito al autor.✍🏻
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