A la tranquilidad, a la libertad, a la paz y a la soledad.
A no tener que dar explicaciones de nada a nadie.
A ser feliz con alguien, sin nadie o a pesar de alguien.
Y me volví adicta...
A regalarme todo el tiempo y espacio que deseé a mi misma.
A no mendigar atención y cariño.
A no regalar a cualquiera la oportunidad de entrar en mi mundo, en mi mente o en mi corazón.
A disfrutar de los días de lluvia, como los días de sol.
Y me volví adicta...
A brillar con luz propia, a valerme por mi misma.
A olvidarme del calendario y creer que siempre es Domingo.
A quererme y hacer valer el amor propio.
A sonreír y agradecer por todo.
Amor propio no es pensar que eres perfecta o creer que eres físicamente hermosa, eso es vanidad.
Amor propio es cuando reconoces la verdad.
Cuándo reconoces tus carencias, tus límites, tus defectos y te aceptas, te amas y eres feliz a pesar de todo.
Y a todo eso, me volví adicta poco a poco.
Créditos a su autor. ✍️
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