Fallamos cuando: valoramos más a los de fuera, que los que son de nuestra propia casa.
Fallamos cuando: escribimos grandes textos de homenajes, o planeamos fiesta para amigos o apenas conocidos, y olvidamos homenajear todos los días a nuestra familia.
Fallamos cuando: la copa bonita es para las visitas, pero para los de casa, la taza quebrada
Fallamos cuando: nos empeñamos tanto en agradar a los demás, pero para hacer un favor para la madre, es un peso.
Fallamos cuando: en las ruedas de amigos, o en las redes sociales, exhibimos un amor incondicional por nuestra familia, pero en casa rechazamos llevar un vaso de agua para ellos.
Triste pero es la cruel realidad hoy en día.
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