Un gran rey se quejaba de que la aspereza del suelo lastimaba sus pies,
de manera que ordenó alfombrar de cuero todo el país
El bufón de la corte moría de risa cuando el rey se lo contó.
¡Es una idea absolutamente absurda, Majestad! exclamó.
¿A qué viene un gasto tan innecesario?
¡Mandad cortar dos trozos de cuero y protegeos con ellos vuestros reales pies!
Así lo hizo el rey y así se inventaron los zapatos.
El que ha alcanzado la iluminación sabe que,
para que no haya dolor en el mundo,
uno ha de cambiar su corazón, no el mundo.
La aventura más maravillosa no es llenar de sueños nuestras vidas.
Si no de hacer de cada momento
algo tan fuera de lo común que parezca un sueño.
Del mismo modo, cuando queremos protegernos del sufrimiento,
tratamos de cambiar nuestro entorno.
Pero, con esto no hemos logrado satisfacer nuestros deseos.
Por lo tanto, debemos hacer los cambios en nosotros.
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