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Cuando sentí tus primeras patadas: un momento inolvidable.


El momento en que una mamá es consciente de que lo que ha sentido son las primeras patadas de su bebé es algo mágico e inolvidable. La sensación oscila siempre entre el asombro, la alegría y la satisfacción de que nuestro hijo está bien y está creciendo.


Estas patadas se conocen como movimiento fetal, y es común que las notemos entre la semana 16 y 22 de embarazo. Algo que aparece casi de forma espontánea, lleva en realidad repitiéndose desde la octava semana, solo que es durante el segundo trimestre cuando la madre lo percibe con más claridad. Sabe reconocer ya que esa “sensación” no son gases, que no es algo relativo a sus propias funciones biológicas, sino a ese “pequeño” inquilino del útero haciendo acto de presencia y marcando “carácter”.

Lo de marcar “carácter” no lo decimos a la ligera. De hecho, algo que saben las mujeres que ya han dado a luz varias veces, es que cada niño tiene su genio, sus rutinas y sus costumbres aun en ese período fetal donde va anticipando los rasgos de su personalidad.

Algo curioso a tener en cuenta es que a menudo suele decirse que las mamás de constitución más fina suelen percibir el movimiento de sus bebés de forma muy temprana. No obstante, otro detalle que también debemos tener en cuenta es que durante esas primeras semanas, aunque tú sientas el movimiento del niño, no servirá de mucho que lleves la mano de tu pareja hasta tu vientre. Durante un tiempo, esos movimientos serán algo privado entre la mamá y el feto.

Llegados los últimos meses de embarazo esas patadas ya serán visibles, momento en el cual, la convivencia entre vosotros se haga un poquito más complicada: cuando tú desees descansar, ese pequeño deseará “fiesta”, cuando no encuentres una posición cómoda para dormir, tampoco él encontrará la suya. Ser dos en un mismo cuerpo es algo complejo a veces, pero también es sin duda la época más mágica e intensa de nuestras vidas.

Veamos más datos en detalle.

¿Por qué se mueve mi bebé?
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La respuesta a por qué se mueve un bebé en el interior del útero de su madre puede parecer algo simple, pero en realidad, no puede ser más esperanzadora: el feto crece, está vivo y ello implica que empiece a tener diversas necesidades:

Antes de la octava semana el embrión se mueve debido a simples actos reflejos relacionados con sus desarrollo.
A partir de la octava semana el embrión pasa a ser un feto, y acontece ya un paso madurativo excepcional: la cola embriótica ha desaparecido y aparecen ya las extremidades, podemos escuchar su corazón por ultrasonidos y es habitual que empiece a moverse de forma voluntaria.
Este paso de embrión a feto hará que empiece a coger peso con más rapidez, y ello hace que necesite buscar posturas más cómodas, que se de la vuelta, que desee estirarse, bostezar, estirar la mano, estirar sus piernas y experimentar con ese cuerpo que crece y crece cada día.
A su vez, te resultará interesante saber que en este universo amniótico donde habita nuestro bebé, se es muy sensible al tipo de alimentación que lleva la madre. Al comer algo dulce, por ejemplo, esa energía del torrente sanguíneo llega de inmediato al feto para activarlo.
Frecuencia en la que debería notar las patadas y movimientos del bebé
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En primer lugar y no menos importante, decirte que no debemos obsesionarnos en exceso con el tema de las patadas y movimientos del bebé. Entre la semana 16 y 22 las patadas serán muy pocas, puede que las notes una vez al día. 

Será en el segundo trimestre cuando el movimiento fetal sea más regular, más constante. Sin embargo, recuerda siempre que los niños tienen su propio carácter, y los habrá más activos y más relajados.
Los expertos nos dicen que a lo largo del tercer trimestre sería recomendable que lleváramos algún tipo de registro para controlar un poco al bebé, pero que tampoco conviene obsesionarnos porque a medida que llega el final del embarazo, el espacio que le queda al feto en el útero es más estrecho y tiende a moverse un poco menos.
A pesar de todo, nunca está de más llevar un pequeño registro llegada la semana 28. Es un modo también de conocer a nuestro hijo, de saber qué rutinas tiene y ante qué estímulos suele reaccionar (caricias, sonidos, alimentos que comemos, movimientos que hacemos…).
¿Qué puedo hacer para sentir los movimientos de mi bebé?

Túmbate sobre el lado izquierdo de tu cuerpo y relájate.
Siempre hay una hora del día en que los bebé suelen estar más activos, así que solo tendrás que ir conociendo las rutinas de tu bebé.
Acaricia tu barriga, haz un suave masaje y háblale para que te sienta, para conectar por dentro y por fuera con esa nueva vida que crece en ti.
Cada movimiento del bebé en nuestro vientre es reflejo de vida, de salud y felicidad. No dejes de interactuar con él, hazle saber que estás ahí y que lo aguardas con impaciencia y alegría.

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