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¿Por qué dejar de ser 'la otra'?

Es difícil pensar en esto pero si te llegara a pasar,
 esto es lo que debes saber para tomar 
fuerzas y no permitir que te
 conviertan en 'la otra'.


Consejos para dejar de ser 'la otra'.

Con seguridad has escuchado historias al respecto, o sabes de alguna mujer que sacrificó su vida por un hombre que nunca la amó. 

Algunas se convierten en las mejores amigas, siempre leales, dispuestas, confiables y respetuosas de la vida que “el amor de su vida” decide tomar; mujeres de este calibre lo animan y apoyan para que le pida matrimonio a quien lo ama y la alegría de él es la dicha de ella.

Lee con atención por favor:

Deberás progresar sola.

Cuando se opta por ser la “otra”, firmas el contrato de vivir en la oscuridad, en las sombras, relegada; por lo tanto, muchas situaciones que te hacen feliz deberás vivirlas y experimentarlas a solas, en secreto. Tendrás tiempo que deberás saber aprovechar, pues tu tiempo dejará de ser tuyo para ponerlo a disposición de él, para verte o estar contigo bajo sus propios términos.

Vivirás ocultándote y ocultándolo.

Ocultándote de su familia, de sus hijos; es posible que alguien de su extrema confianza sepa de ti, pero tu seguridad estará supeditada a sus deseos, tiempos y modos de vida.
Ocultándolo porque tal vez tu familia no lo acepte, condene lo que están haciendo y lo rechacen. Lo mismo, tal vez algunos de tus amigos cercanos sepan de él, lo traten y lo reciban, pero a sabiendas de que él tiene otra familia a la que pertenece.

No habrá la familia de tus sueños.

Tener niños es una opción muy arriesgada y si llegaran, amiga, la educación y formación recaerá cien por ciento sobre ti: los criarás sola, él te ayudará en algunas ocasiones con tiempo o dinero, pero no más, acuérdate que él ya tiene sus hijos y sus propios compromisos.

Este es tu nuevo mundo.

Uno muy frágil, pues existirá mientras la esposa no se entere de tu existencia, porque una vez que te descubra tu relación con su esposo tiene los días contados. Pero no vendrá a ti, irá hacia ella. Ella, la esposa, es a quien la sociedad y la familia acepta y respeta, es la madre de los hijos legítimos, la socia económica y la heredera a su muerte.

Ella puede hacerle “dramas” y pelear, tú no. Tu trabajo consiste en amarlo, en consentirlo, en siempre estar dispuesta, disponible, atenta, mantenerte en segundo plano y bajo ninguna circunstancia molestar a su familia. Si lo presionas, lo acorralas o le insistes un poco más, él probablemente te dejará por alguien que fortalezca su ego y ponga en segundo plano sus intereses personales, su persona, su tiempo y su dignidad como tú un día lo hiciste.

Pregúntate, ¿vale la pena?

Alguien muy amada para mí vivió muchos años así como lo he relatado. Algunos días fue feliz y muchos otros, muy infeliz. Su relación fue de casi veinte años en la oscuridad y un día, cuando se dio cuenta de todo lo que se había perdido por aferrarse a alguien que no la valoraba lo suficiente como para darle el lugar más importante de su vida, lo dejó.

Unos cuantos meses después llegó a su vida un hombre muy especial que la amó con todo su corazón y le ofreció un hogar, una familia y una vida a su lado. Estuve en su boda, ella lució radiante, la luz de su rostro lo decía todo: era una mujer plena y feliz. Ella, como tú, nació para tener una vida gloriosa y brillante, no para estar en la oscuridad. 
A veces nada más es cuestión de esperar un poco más y no conformarse con menos de la felicidad que merece.

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