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Querer agradar a todos es un desgaste innecesario.

Cuando intentamos agradar a todos acabamos por dejar de agradarnos a nosotros mismos. Porque, ¿cuántas veces hemos dicho sí a los demás diciéndonos NO a nosotros? ¿Cuántas veces hemos sacrificado nuestra voluntad, nuestros deseos y nuestros sentimientos por contentar a alguien?


Probablemente hayamos hecho esto muchas veces a lo largo de nuestra vida, pues la línea entre “ceder” de manera saludable y “ceder” demasiado ante los demás es muy difusa. Sin duda podemos afirmar que esto es tan peligroso como innecesario.

En este sentido a veces nos cuesta mantener el tipo cuando tenemos que decir NO a algo que nos anula. Puede que incluso nos tiemble la voz y evitemos el contacto visual. Sin embargo, aprender a proteger nuestra esencia con asertividad es esencial.

No digas SÍ cuando quieres decir NO

Una de las definiciones de “asertividad” más cercanas al lenguaje coloquial que podemos encontrar viene de la mano del psicólogo Walter Riso, el cual plantea que:

“La asertividad es una capacidad que tiene una persona para decir NO, expresar desacuerdos, dar con una opinión contraria para oponerse a situaciones conflictivas y hacerlo no como lo hace el sumiso, que es negociando con sus principios ni como lo hace el agresivo, que es violando los principios de los demás.

El asertivo es una persona que es capaz de expresar sus sentimientos negativos sin violar los derechos ajenos o intentando no violarlos”.

En la manipulación a la que sometemos a nuestras voluntades, nos hacemos incapaces de negarnos a algo a pesar de que las consecuencias sean negativas para nosotros.

Hacer esto es tomar veneno, beber agua de la fuente de la eterna infelicidad y convertirnos en personas insatisfechas con un gran enfado ante nosotros mismos y una enorme frustración por no hacer valer nuestras opiniones y creencias.


No pierdas tu esencia cuando alguien te hace mal, solo toma precauciones

Un maestro del Oriente vio a un escorpión cuando se estaba ahogando y decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el escorpión le picó. De la reacción de dolor, el maestro lo soltó y el animal cayó al agua y se estaba ahogando de nuevo. El maestro intentó sacarlo otra vez y otra vez el animal le picó. Alguien que estaba viendo al maestro se le acercó y le dijo:

– Disculpe, ¡pero usted es terco! ¿No ve que cada vez que intente sacarlo del agua le va a picar?

El maestro respondió:

– La naturaleza del escorpión es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar.

Así que con la ayuda de unas hojas, el maestro sacó al escorpión y le salvó la vida.
“No cambies tu naturaleza si alguien te hace algo malo, sólo toma precauciones”. Lo que otros piensen de ti no es tu problema, es el suyo.

No debemos dejar de ser quienes somos solo porque alguien nos haga mal o nos perjudique en un momento dado. Tenemos que aprender a manejar nuestra voluntad y reevaluar las circunstancias con el fin de amoldar nuestras estrategias ante ellas.




Asimismo, recalificar nuestros sentimientos hacia los demás de manera intuitiva tampoco es la solución. Debemos esforzarnos por ellos y manejar nuestras expectativas de manera que podamos conservar nuestros principios sin sentirnos mal.

Aunque también hay que decir que ser asertivo y protegerse a uno mismo no implica no sentirse mal, pues suele ir acompañado de rechazos indeseados y de pérdidas de personas o de cosas que necesitamos (por ejemplo, negarse a dar información personal que no tiene que ver con el puesto al que se opta en una entrevista laboral).

Así que, como decimos, querer agradar a todo el mundo tiene un gran coste emocional que es evitable, pues merma nuestra autoestima, nuestro amor propio y nuestra determinación. Por eso debemos protegernos y tomar precauciones para envolver nuestra esencia y no sufrir inútilmente, la clave está en decir NO cuando sea necesario.



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