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8 cosas que debes saber del amor verdadero.

Amor verdadero significa saber reconocer y asumir que las personas tenemos tantos defectos como virtudes, que probablemente nos incomoden costumbres, que no todo es de color de rosas y que no vivimos en un cuento de príncipes y princesas enamorados.






El amor verdadero es algo que va más allá de amar las coincidencias. Un amor sincero y verdadero es enamorarse de las diferencias con gran intensidad, ser tolerantes con las incomodidades y abrir las puertas a la confianza.

Uno no puede decir que ama al otro hasta que no se conocen sus demonios, su ira, su enfado y sus contradicciones. Hace falta amar de verdad para comprender que en una relación no todo es belleza, sino que también hay caos y, junto a él, dinamita.

En resumen, el amor verdadero es convivir cuidando muchos detalles, armando rompecabezas y montando castillos de ilusiones y desilusiones en el aire. Si asumimos esto conoceremos el verdadero valor de la permanencia, de que hay sentimientos que perduran, que no son de usar y tirar.

Amar de verdad es un gran desafío. Por eso para conseguirlo tenemos que deshacernos de todas aquellas ideas que nos impidan sostener la realidad. Para ello debemos tener claras ciertas premisas que nos ayudarán a saber lo que es y lo que no es el amor verdadero. Veámoslas…

1. Enamórate de ti y de la vida, después hazlo de quien quieras

Para amar sin dependencia ni necesidad hace falta valorarnos a nosotros mismos primero. O sea, para decir “te quiero” primero debes saber decir “me quiero”. El amor propio y el conocimiento de uno mismo son las claves para generar relaciones saludables.

En resumen, para encontrar a la persona adecuada también debemos prepararnos nosotros para una relación. Esto exige un trabajo interior que puede resultar costoso pero que, sin embargo, tendrá grandes beneficios.

“Si el amor fuera un árbol, las raíces serían tu amor propio. Cuanto más te quieras, más frutas dará tu amor a los demás y más sostenible será en el tiempo”
-Walter Riso-

2. Amar es querer sin condiciones ni excepciones.


Es natural y normal que no nos guste todo de nuestra pareja. Sin embargo, las diferencias hacen hermoso y completo al amor. Si solo amamos aquello que nos gusta o de la forma en que lo idealizamos, el cariño no se podrá sostener por mucho tiempo, ya que somos seres repletos de luces y de sombras.

3. Amar no es necesitar, es preferir

La dependencia y el amor están tan reñidos que si les obligamos a coexistir, se destruyen. Nadie en la vida tiene la responsabilidad de completar lo que nos falta. Por eso preferir en vez de necesitar tiene como consecuencia directa otorgarle más valor a la persona que queremos, pues la valoraremos por quién es y no por lo que nos aporta.

La resolución de este punto está muy ligada al primero; es decir, necesitamos trabajarnos y cuidarnos a nosotros mismos para no caer en la “necesidad” de que alguien tape nuestras heridas y elimine nuestras carencias. Por eso, la clave del amor verdadero está en nosotros mismos.

4. Ser la pareja perfecta no significa no tener problemas, sino saber solucionarlos

A veces caemos en el error de creer que para que el amor funcione es necesario no tener problemas, no discutir, comprenderse al 100% y siempre estar dispuestos al otro. Sin embargo, el amor verdadero es hacer frente a lo bueno y a lo malo sin ningún tipo de anestesia. Es decir, contemplar la realidad tal cual es y resolver los problemas a través del respeto, del compromiso y de la estabilidad.


5. El amor verdadero no crece de la nada, se construye

Para construir el amor es necesario formar un equipo y establecer las normas del juego. Para poder saltar a la cancha deberíamos saber que son necesarias la comunicación, la escucha sincera y empática, los diálogos abiertos y la eliminación de pretensiones.

El amor se construirá con los cimientos del apoyo, del reconocimiento y del cariño verdadero. A través de estas premisas construiremos algo mejor que un amor: una complicidad.

6. Para amar de manera plena debes establecer tus límites emocionales

Una relación sana no está fundamentada en juegos de poder ni en condiciones, sino que se basa en propósitos conjuntos, equilibrados y saludables. Así, deberíamos deshacernos de la idea del sacrificio ligado al amor.

Hay ciertas cosas que no debemos tolerar como son el abuso, el engaño, la manipulación emocional, el maltrato o la violación de nuestros valores. Todos ellos se fundamentan en la falta de respeto y la falta de amor, por lo que rechazarlo significa no sobrepasar nuestros límites emocionales.


7. Al verdadero amor no se le conoce por lo que exige, sino por lo que ofrece

El amor no es control ni exigencia, es libertad y confianza. A pesar de esto, la esclavitud emocional es mucho más común de lo que nos gustaría reconocer; de hecho, es demasiado común encontrarnos con ideas erróneas en cuanto al compromiso y la pareja.

Para eso es necesario eliminar victimismos y reproches que pretenden justificar malas acciones o malas palabras. Este tipo de comportamientos nos mantienen atrapados en una espiral negativa que nutre nuestra relación de oscuridad, desconfianza y falsas expectativas.

Del mismo modo, si por estar al lado de alguien tienes que sacrificar parte de ti y de tu vida, entonces ese amor te está mermando. El amor se basa en el respeto y en el crecimiento individual de cada uno de los miembros de la pareja.

8. Si el amor te aprieta, no es tu talla.

Si el amor duele, significa que no es amor, que estamos confundiendo sentimientos y que nos estamos destrozando. O sea, que si nos estamos ahogando es el momento de salir del agua. No somos nosotros los que debemos cambiar para encajar con nuestra pareja, sino que quizás aún no hemos encontrado un zapato a nuestra medida. En el caso de que la relación suponga angustia, lo mejor es dejar ir.

Si un miembro de la pareja veta una parte del otro, es hora de decir adiós y dejar marchar. O sea, es el momento de restablecer prioridades y comprender que de lo que nos hace sufrir es el momento de prescindir.

Cada una de estas claves fundamentarán una relación sana y duradera. Por eso es el momento de deshacernos de todas aquellas ideas que contradigan valores como la libertad, la confianza y el cuidado de uno mismo.


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