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4 errores frecuentes en nuestras relaciones de pareja.

Aunque cada persona expresa su amor de una forma, el 
cariño no se demuestra solo con palabras.



A lo largo de nuestro ciclo vital y afectivo, las personas aprendemos a conocernos un poco mejor. También obtenemos conocimiento de nuestros errores y de esos “muros” que, en ocasiones, nos ponemos a nosotros mismos y a nuestras parejas para ser felices.

En ocasiones no son fáciles de reconocer. A veces actuamos de un modo poco saludable y en lugar de aportar aprecio, cariño y respeto, ofrecemos desconfianza e infelicidad. Hoy, en nuestro espacio, hacemos un pequeño repaso de esos pequeños errores que marcan distancias entre las parejas.


1. Amar no es sólo decir “te quiero”


Seguro que lo has vivido en alguna ocasión. Tener una relación de pareja y echar en falta un sencillo “te quiero” cada día. Sin embargo, aunque te puedan reconfortar, no interpretes como formas de cariño solamente a las palabras; los “actos” también nos demuestran verdaderamente el cariño y el amor que esa persona nos profesa.

Cada persona expresa su amor de una forma. Hay quienes son más expresivos, mientras que otros, algo más retraídos, muestran su aprecio de otras formas que también debemos saber comprender. Pero no por expresar menos, “aman menos”. Valora también otros muchos aspectos.
Hay hombres y mujeres que esperan muestras de cariño casi a cada instante: besos, abrazos, caricias… Pero debemos entender que no todos tenemos las mismas necesidades, y no por ello significa que “amemos menos”.
El amor también se expresa en la mirada, en estar cuando se necesita. En esa sonrisa cotidiana, en el apoyo incondicional y la admiración. Está claro que, en ocasiones, quizá echamos en falta que nuestra pareja sea un poco más “expresiva”, que nos diga cada día que nos quiere. Pero lo que de verdad importa es que, cuando lo haga, por muy pocas veces que suceda, percibamos en él/ella una sinceridad absoluta.
Analiza a una persona en cada uno de sus actos, no sólo en sus palabras. Las palabras pueden caer en ocasiones en la “mentira” o pueden estar exageradas. Dicho de otra manera, es más fácil mentir con las palabras que con los actos. Valora cómo te tratan, cómo te cuidan, te respetan… Ahí está el amor verdadero.
Si eres de esas personas que de verdad necesita esa expresividad cotidiana y percibes que la otra persona “te quiere menos de lo que tú le demuestras”, habla con tu pareja. Exprésale tus necesidades.
2. Amar no significa darlo todo a cambio de nada.


Este es un error en el que caen, por así decirlo, muchas personas. Piensan que amar a su pareja significa darlo todo, ofrecerlo todo por el otro de un modo incondicional y sin límites. Pero debes tener cuidado:

Hay que amar con sabiduría y equilibrio. Yo me ofrezco libremente a la otra persona sabiendo que vamos a crear “un equipo”. Tú me ofreces y yo te ofrezco. Tú me enriqueces y yo te enriquezco, ambos, en nuestra madurez e individualidad, formamos un solo ser donde crecer día a día.
Si lo das todo por la otra persona, llegará un día en el que te sientas no solo vacía, sino también frustrada. Te darás cuenta de que, sin saber cómo, has levantado un muro a tu alrededor donde te ves cercada, sin escapatoria.
Esperar que la otra persona también haga cosas por ti no es ser egoísta. Al fin y al cabo, ser pareja consiste en cuidarnos el uno al otro y aportarnos felicidad entre ambos.
3. Si algo me molesta, me callo y espero a que la otra persona se dé cuenta de su error.



Las personas no somos adivinas. Un error en el que caemos a menudo es pensar que cuando algo nos hace daño o nos molesta, nuestra pareja se va a dar cuenta.

Por eso, en ocasiones, muchas personas en lugar de expresar en voz alta aquello que les preocupa o molesta, optan por guardar silencio y caer en el enfado. En ignorar a la otra persona para así, llamar su atención y castigarla silenciosamente.

Es una estrategia muy inmadura. Si algo te hace daño, no te calles. Y aún menos actúes lanzando “dardos invisibles” a la otra persona porque, al final, caeremos en un círculo vicioso de enfados que no tendrá sentido.

Sé asertiva. Si algo te preocupa, exprésalo. Si algo te hace daño, dilo en voz alta. Si hay algo que necesitas, pídelo. Es tu pareja, es con ella con quien debes convivir. Lo ideal es lograr una convivencia donde exista el diálogo y los acuerdos, no un campo de batalla.

4. No construyas “todo tu universo” alrededor de tu pareja
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Pon por caso que empezamos una relación de pareja siendo muy jóvenes. Centramos todo nuestro mundo en esa persona. Lo cual está bien, sin duda, es la persona elegida y como tal, construiremos una vida con ese compañero.

Pero ten en cuenta también los siguientes aspectos:

Debemos seguir creciendo personalmente. Eso significa que día a día debemos seguir aprendiendo, experimentando. No descuides pues tus estudios, tus amistades, tu trabajo.
Una relación de pareja es algo muy importante. Pero también lo son esas otras esferas de nuestra vida, tales como una formación, un círculo social, y también ese espacio personal… todo ello nos permite enriquecernos como personas. Ese enriquecimiento nos ofrece autoestima y más seguridad.
Una persona con más autoestima y seguridad aporta más felicidad a la pareja. Aporta madurez. Si nos centramos exclusivamente en nuestra pareja y descuidamos nuestro crecimiento profesional o personal, llegará un momento en que nos sintamos frustradas e  incluso culpemos a nuestro compañero de esta infelicidad.
Crece como persona y crece en pareja. De ese modo encontrarás la verdadera felicidad, sin muros en tu vida. Vale la pena.




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